Los hidrocarburos son más que gasolina

¿Sabe la mayoría de la gente lo que realmente son los hidrocarburos? ¿Se distingue adecuadamente entre petróleo y los derivados del mismo, entre los cuales están los carburantes? Resulta interesante darlos a conocer correctamente para que de este modo todos comprendamos mucho mejor el sector energético en su globalidad. 

Porque el petróleo es mucho más que gasolina.

De dónde vienen los hidrocarburos: la materia prima

El petróleo crudo no se emplea en los vehículos tal cual sale de los pozos petrolíferos. Debe ser tratado en las refinerías  para poder extraer distintos productos con diversos usos comerciales. El petróleo es, por tanto, la materia prima.  

El famoso “aceite de roca”, ese líquido negro viscoso que todo el mundo tiene en mente y que se extrae de las entrañas de la tierra, no es sino el producto de la descomposición de restos de organismos vivos de naturaleza orgánica sometido a altas presiones y temperaturas en el interior de la tierra durante millones de años, y está compuesto principalmente por hidrocarburos, es decir, compuestos químicos formados  por átomos de hidrógeno y carbono (combinación que puede dar lugar a ilimitados  tipos de moléculas). 

La diversidad de esta composición química y la gran cantidad de calor que se libera en su combustión los han convertido en una valiosísima fuente de energía. De esta manera, los hidrocarburos forman parte de los principales combustibles de origen fósil, no sólo en el petróleo, que es de donde se extraen en su forma líquida, sino también en el gas natural, que es como se presentan en estado gaseoso.

De ahí que habitualmente se asimile la idea de hidrocarburo con la de combustible, aunque éste en realidad es cualquier material capaz de liberar energía cuando se oxida desprendiendo calor (por ejemplo, la madera, el carbón o el cabo de una vela). Esa asimilación da, no obstante, idea del lugar primordial que ocupan los hidrocarburos a la hora de proporcionar energía en el mundo actual. Y es que hay que subrayar que los hidrocarburos han resultado esenciales para mejorar la calidad de vida de las personas a lo largo del último siglo, no sólo como fuente de energía, sino también, a su vez, como materia prima petroquímica en la fabricación de muchísimos productos cotidianos, como productos de higiene y sanitarios, , mobiliario, material quirúrgico y hospitalario, componentes de los vehículos, tejidos y un largo etcétera.

Cuando los hidrocarburos son empleados como combustibles en el transporte utilizamos  generalmente el término carburante. Los más conocidos son, por supuesto, la gasolina y el diésel (gasoil o gasóleo), que siguen siendo los combustibles líquidos por excelencia. Y aquí hay que manifestar que el mundo va a seguir necesitando estos combustibles líquidos durante mucho tiempo en muchos ámbitos del transporte, gracias a su mayor densidad energética y sus características únicas, como la facilidad de almacenamiento y transporte. 

¿Cuál es el problema, por tanto, de los hidrocarburos y la mala fama que algunos quieren atribuirles? La combustión de los carburantes provoca la emisión de CO2 y de gases contaminantes, lo cual tiene un impacto negativo en el cambio climático y en la calidad del aire. Por ello, existe un sensato compromiso con el futuro de ir reduciendo este tipo de emisiones, para luchar contra el cambio climático y mejorar la calidad del aire. 

Pero esto no significa, ni mucho menos, renunciar a los hidrocarburos, lo cuales, como se ha dicho más arriba, siguen siendo imprescindibles. Existen, tal y como iremos explicando aquí en múltiples ocasiones, alternativas tecnológicas, gracias a las cuales las emisiones procedentes de los carburantes se han reducido enormemente en los últimos años. En todo esto, el sector del refino juega un papel muy importante precisamente para suministrar combustibles líquidos bajos en carbono que complementarán otras opciones energéticas, y que serán empleados en vehículos también más eficientes energéticamente. 

Nos referimos, una vez más, a lo ecocombustibles, que de hecho pueden ser considerados entre las opciones más eficientes para la reducción de emisiones de CO2 en el transporte gracias a su ya extensa y fiable red de infraestructuras.

No sólo combustible 

Tiempo habrá de dedicar espacio a los ecocombustibles y las alternativas tecnológicas y de innovación que van a imponerse como necesarias dentro del objetivo de reducir emisiones de gases de efecto invernadero y de contaminantes locales. Aquí queremos seguir reivindicando el valor y potencial del petróleo y sus derivados. 

Como ya hemos dicho, los derivados del petróleo van más allá de la gasolina y los combustibles líquidos.  Es por todo ello que el petróleo va a seguir siendo necesario en nuestro día a día, en alguno de sus múltiples usos.  Como se señalaba desde el principio, y es una idea con la que conviene terminar también, el petróleo es mucho más que gasolina, del mismo modo que los hidrocarburos no son sinónimo de contaminación. Muy al contrario, son la base sobre la que, a través de la tecnología y la innovación, avanzar en buena medida para afrontar el reto de reducción de emisiones y lucha contra el cambio climático.