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Emisiones netas vs. emisiones directas

Adriana Orejas, Directora de Tecnología Industrial y Deep Tech en Repsol Technology Lab.

En el debate actual sobre la transición energética y la neutralidad climática, es esencial reducir a cero las emisiones de gases de efecto invernadero. En este contexto, es importante distinguir entre los dos tipos de emisiones, directas o netas, porque la consideración de una u otra como unidad de medida, es crucial para la consecución de los compromisos de descarbonización en 2050.

Hablar de emisiones directas de CO2 en vez de hablar de emisiones netas, supone no atender a la realidad si sólo medimos lo que se emite en un punto de la cadena de producción o de consumo, o sólo lo que se emite en España y en Europa.

Hay que medir bien las emisiones y esto supone hacerlo en el ciclo de vida completo de nuestros productos, servicios y acciones, porque eso es lo que cuenta para ser neutral en términos climáticos de cara al año 2050 y mantener así el aumento de la temperatura media mundial por debajo de los 2°C con respecto a los niveles preindustriales.

No importa que la molécula de CO2 se emita en Móstoles, en Nueva York o Asia, porque el efecto sobre el mundo y la temperatura es exactamente igual, independientemente del lugar de emisión.

En el caso de la movilidad, se deberían considerar las emisiones netas de CO2, no sólo las directas en tubo de escape que se producen en el lugar en el que, un vehículo se mueve, sino el CO2 que se emite en todo el ciclo de vida de la producción de dicho vehículo, empezando por el CO2 emitido al fabricar los diferentes componentes de ese automóvil, o al producir los metales de las baterías e incluso la fabricación de las propias baterías, ya haya sido en España o en otros países. Evitaríamos también exportar emisiones de CO2 a terceros países y, por ende, exportar empleos directos e indirectos a esos terceros países.

Hacerlo así, medir las emisiones de forma neta, supondría más reducción de CO2, midiendo de forma real y generando más industria y empleo en España y en Europa y, además, más confianza en la industria española y en nuestra tecnología, porque tenemos proyectos para alcanzar esas emisiones netas en el año 2050.

Repsol fue, en diciembre de 2019, la primera compañía de oil & gas en el mundo que adoptó el compromiso de emisiones netas cero 2050. Detrás de esta ambición hay mucha inversión y muchos proyectos. Hemos desarrollado el concepto de la “refinería circular del futuro” que puede alcanzar los objetivos de descarbonización mediante la tecnología.

Manteniendo el concepto de emisiones directas, todas las inversiones en tecnología que se lleven a cabo en el sector energético y en otros, van a tener una vida incierta, porque no medimos todo el ciclo de vida ya que el CO2 ha sido absorbido previamente, y por tanto, hablamos de emisiones netas en su conjunto.

Por eso, defiendo la pluralidad y neutralidad tecnológica de descarbonización y apuesto por mantener el criterio de emisiones netas, no sólo las directas que se producen en el tubo de escape porque entonces así no estaremos contando las emisiones reales, no contaremos todo el ciclo de vida o la huella de carbono.

Entre todos tenemos que conseguir una transición energética de manera compatible con nuestro tejido industrial, innovando y manteniendo los empleos en sectores industriales.