Firma: Juan Antonio Carrillo de Albornoz
Sin duda 2020 fue un año marcado por la singularidad de la pandemia de la COVID-19: la crisis sanitaria a nivel mundial afectó a todos los sectores económicos y la industria española de refino y distribución de productos petrolíferos no fue ajena a las consecuencias de las restricciones de movilidad, necesarias para reducir la propagación del virus y evitar el colapso de nuestro sistema sanitario.
Para el sector del refino español, el balance energético de 2020 se resume en tres ideas clave:
- El consumo de productos petrolíferos cayó un 18,5 % como consecuencia de las restricciones a la movilidad fijadas.
- El sector actuó de forma responsable y resiliente, garantizando la seguridad del suministro en todo momento y volcándose en ayudar a la sociedad y a las instituciones públicas que la representan.
- Nuestra industria es un agente clave de la recuperación económica y desde la segunda mitad de 2020 ha empezado a poner sobre la mesa proyectos concretos de transición energética que combinan la reducción de emisiones de CO2 con la apuesta por la competitividad de la industria española.
La visión internacional
La singularidad de 2020 supuso que los precios del barril Brent tocasen mínimos históricos de 13 $/bbl por la bajada de la demanda. En el caso del West Texas, incluso se llegó a momentos de cotización negativa de hasta -37 $/bbl, debido más a cuestiones relativas al vencimiento de contratos de futuros que a los fundamentales del mercado.
Durante la segunda mitad del año se experimentó una recuperación de los precios, que en marzo de este 2021 alcanzaban unos 60 dólares por barril. Esta volatilidad, inherente al mercado internacional del crudo, continuará muy ligada al desarrollo de la crisis sanitaria, las campañas de vacunación y la evolución de la recuperación económica.
Los efectos de la pandemia sobre el mercado español
Durante el año pasado las refinerías redujeron sus niveles de procesamiento de crudo un 14,9% para adaptarse a la demanda, con un total de 56,6 millones de toneladas procesadas, lo que supuso una utilización media del 72%, 7 puntos inferior a la mínima registrada en los últimos 20 años (en 2014).
La disminución global del consumo afectó al mercado interno y al comercio exterior. Las importaciones de productos petrolíferos se redujeron en un 21,4 %, pero la competitividad de las refinerías españolas y la posibilidad de seguir vendiendo en el exterior a economías menos afectadas por la crisis sanitaria contuvo la contracción en las exportaciones, con un saldo del -8,4% respecto 2019. Esto provocó un incremento del saldo neto exportador del 76,5% (5,5 millones de toneladas).
Una reducción de consumos sin precedentes
Las restricciones del confinamiento y la crisis económica se tradujeron en la reducción del consumo en la mayoría de los derivados petrolíferos, con la excepción de los destinados a la industria petroquímica, en una situación que contrasta con la estabilidad que caracterizó en 2019. Con un total de 48,7 millones de toneladas (-18,5 % respecto a 2019) el nivel de consumo fue similar del 1993.
La bajada del consumo afectó a todos los productos por igual. El queroseno de aviación sufrió la mayor caída: un 65,1 % en total, aunque en abril llegó a -90 %. Las limitaciones al tráfico aéreo mantienen a día de hoy el consumo de este combustible en niveles muy bajos.
En cuanto a los combustibles de automoción, la gasolina se vio más afectada que el diésel. Si la caída anual fue del 21 %, abril fue también el peor mes, con una reducción del 78 %. El gasóleo terminó mejor el año (-9,6 %) debido a su empleo en el transporte de mercancías y la actividad agrícola, servicios esenciales que no interrumpieron su labor.
La actividad de AOP y el sector del refino durante el confinamiento
Esta reducción del consumo de productos petrolíferos ha desestabilizado al sector, pero no ha afectado a su compromiso con la sociedad. En todo momento se garantizó la seguridad del suministro manteniendo operativas las nueve refinerías españolas y abiertas el 98 % de las estaciones de la red de las compañías integradas en AOP. Y esto con reducciones de las ventas de hasta el 90 % en muchos de estos establecimientos. El esfuerzo de los abanderados de las marcas, pymes y micropymes, para seguir con su actividad en la peor de las situaciones es una lección de compromiso con la sociedad que debemos recordar y felicitar.
Colaboración con las administraciones
Desde AOP incrementamos la interlocución y la cooperación con el Gobierno y las comunidades autónomas y coordinamos las acciones conjuntas con nuestras asociadas.
- Trabajamos con el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico en la monitorización en tiempo real de la situación para evitar problemas en el suministro, que no se produjeron en ningún momento.
- Junto con el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, elaboramos un mapa de estaciones de servicio con instalaciones de restauración, comida rápida y/o servicios para el aseo personal, para ayudar a los trabajadores que seguían en las carreteras (transportistas, cuerpos de seguridad, emergencias…).
- Colaboramos también con el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico para incrementar la flexibilidad horaria de las estaciones de servicio garantizando el abastecimiento a los consumidores.
La acción de las asociadas
A nivel individual, nuestras asociadas pusieron en marcha acciones de apoyo como la adaptación de sus centros de investigación para fabricar geles hidro-alcohólicos, la cesión de equipos analíticos para realizar test, la donación de EPI’s a los transportistas o las ayudas monetarias y tarjetas de combustible para la Cruz Roja, sanitarios y pacientes afectados, por mencionar algunas iniciativas.
Pensando en la reactivación
Al tiempo que se tomaban medidas para atajar los males del presente, hemos seguido trabajando pensando en el futuro. Comenzamos presentando nuestras propuestas para la reactivación económica, derivadas de la Estrategia para la Evolución hacia los Ecocombustibles, el plan de descarbonización del sector que llevamos desplegando desde 2019, y pensadas en la línea marcada por Europa: una recuperación verde, inclusiva y sostenible.
A partir del segundo semestre, estas propuestas se vieron refrendadas por los proyectos anunciados por nuestras asociadas. El sector tiene previstas inversiones millonarias para desarrollar tecnologías como el hidrógeno verde, la fabricación de combustibles sintéticos o la producción de biocombustibles avanzados a partir de residuos, todos ellos con la neutralidad de emisiones como objetivo.
El parque de vehículos sigue envejeciendo
En 2020, por cada vehículo nuevo se vendieron 2,3 usados. El efecto directo del estancamiento de la renovación del parque de vehículos es el aumento de la antigüedad media de la flota automovilística española, que está ahora ya en 13,2 años, muy superior a la de la media europea, de 11,5, y de nuestros vecinos europeos como Alemania y Francia que es de 9,6 y 10,2 respectivamente. Y sabemos que cuanto más viejo es un vehículo, mayores son sus emisiones.
Solamente con cambiar los carburantes que alimentan los motores del 98% del parque automovilístico por ecocombustibles se conseguiría una sustancial reducción de emisiones en el corto y medio plazo, mientras desarrollan nuevas tecnologías de descarbonización y mejoran las posibilidades económicas de adquisición de un vehículo nuevo conforme se vaya saliendo de la crisis económica provocada por la pandemia.
Aún dentro de la singularidad de la crisis sanitaria de la Covid-19, las perspectivas del sector son indisolubles de la recuperación económica y de la evolución favorable de los riesgos sanitarios, especialmente de las campañas de vacunación.
Los intereses primordiales de la industria del refino coinciden con las preocupaciones de la sociedad española: desarrollo económico, transición energética y movilidad descarbonizada. Se trata de una industria sólida que trabaja en ser más sostenible: en una industria descarbonizada que mantenga y cree empleo de calidad, impulse la economía circular, cree oportunidades para la España vaciada e incremente la independencia energética. Es un compromiso con la industria, con el bienestar de la ciudadanía y con el desarrollo sostenible.